Article d'opinió de Estela Abad, número 2 en la candidatura d'ADIN, Acció Democràtica Independent
Formemos para prevenir la violencia de género
La violencia de género es una triste realidad que nos afecta a todos como sociedad y sí, es verdad que se están realizando acciones para cambiar este…
La violencia de género es una triste realidad que nos afecta a todos como sociedad y sí, es verdad que se están realizando acciones para cambiar este hecho sobre todo desde instituciones públicas y ONGs para que nuestra sociedad vaya avanzando en materia de igualdad de género.
Sin embargo, considero que es necesario aumentar nuestro trabajo dentro del área de prevención a través de una formación específica en violencia de género, con actualizaciones anuales para los profesionales que por su trabajo tienen una mayor probabilidad de interactuar con personas en riesgo de sufrir este tipo de violencia. Me refiero por ejemplo a nuestros médicos de atención primaria, nuestras enfermeras, nuestros profesores (de todos los niveles educativos) y nuestros policías. Porque cuando trabajamos en prevenir estamos trabajando en detener este círculo de violencia antes de que pueda aparecer.
Por ello, es necesario tomar conciencia del reto que supone para estos profesionales detectar las señales de alarma ante un posible caso de violencia de género, encontrándose en ocasiones desbordados emocionalmente por el reto que supone sensibilizar al resto de la población así como detectar las primeras señales de alarma ante un posible caso de violencia de género ya que, en muchas ocasiones, estas señales se encuentran “enmascaradas” con otros síntomas como la ansiedad, depresión o somatización, siendo la formación específica la clave para “desenmascararlas” y darles todo nuestro apoyo a la gran labor que realizan día a día a través de una formación específica de calidad. Ciertamente considero que trabajando desde la prevención y la formación en igualdad de género podemos salvar vidas y siendo esto así creo que no hay que dar ni un paso atrás ante estos hechos.
Asimismo, no debemos olvidar que volcarnos en formar es centrarnos al fin y al cabo en educar, siendo esta educación el legado que dejamos a nuestros menores y por tanto a las futuras generaciones. No nos equivoquemos, la violencia de género no es algo fruto de la casualidad sino aprendido que pone en riesgo nuestros derechos fundamentales, el golpear a una pareja es aprendido, controlar su teléfono móvil es aprendido, el humillar, insultar e imponer las relaciones sexuales son decisiones que las personas aprenden a tomar y al igual que los pasos que han dado en el pasado las personas defensoras de la igualdad entre hombres y mujeres que han hecho posible que hoy en día tengamos leyes y valores basados en la igualdad, tenemos el deber moral de continuar esos pasos trabajando en eliminar los tabúes y el desconocimiento que en ocasiones aún aparece en la sociedad, separándonos y generando por ejemplo figuras de odio hacía el género opuesto que nos alejan del concepto de igualdad por el que tanto se ha trabajado y se sigue trabajando.
Quiero mencionar, por último, pero no por ello menos importante, la necesidad de profundizar en la sensibilización y prevención de este tipo de violencia en nuestros menores y jóvenes desde sus primeros años de vida no solo desde la escuela, sino desde nuestros hogares siendo el ejemplo en la ayuda y apoyo a dicha prevención y sensibilización uno de los mejores aprendizajes que les podemos dar. Llama la atención que en este segmento de la población crezca el negacionismo con respecto a un problema real como este. Habría que pararse a reflexionar en qué fallamos para que se cree este rechazo, seguramente por confusión o desconocimiento, creando un miedo y un odio equivocado en torno a la figura del hombre como problemático o cruel de por sí, siendo este giro algo que debemos evitar si queremos políticas de prevención en igualdad justas y reales.